Por Roberto Pantoja Arzola
La imagen no puede ser más sugerente: Ricardo Anaya Cortés, excandidato presidencial panista frente a una cámara realizando una serie de operaciones aritméticas para intentar demostrar la inviabilidad financiera de la construcción de la refinería Olmeca, en medio de una conferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador en la que el tabasqueño hablaba de conceptos como soberanía energética y autarquía.
El contraste de las dos visiones de país que han estado en disputa desde hace décadas no pudo ser más contundente ni haber estado tan sintetizado como en esos breves momentos, mismos que se siguen replicando con mayor o menor intensidad en un debate público nacional; el cual está contextualizado por una crisis inflacionaria global detonada por el crecimiento de los precios de los hidrocarburos.
El proyecto neoliberal ha colocado en el centro de su visión una lógica financiera y economicista. Ese reduccionismo llevó al exceso de administrar al país como si fuese un changarro y a despojar al estado mexicano de instrumentos y empresas nacionales que servían para intervenir en los mercados en momentos claves o en decisiones críticas que la empresa privada no podría adoptar, tales como el abasto de energía eléctrica en comunidades alejadas o la renuncia a márgenes de utilidad en periodos de altos precios de las gasolinas.
El neoliberalismo puro está trazado con supuestos teóricos que no siempre se cumplen en economías como la mexicana; pero en nuestro país, habría que agregar la variable de la corrupción que distorsionó el funcionamiento de ese modelo económico, llevando a colocar al Estado y a sus instituciones como el centro de disputa de un gran botín que sirve para hacer negocios al amparo del poder público.
Con la inauguración de la refinería Olmeca, ubicada en Dos Bocas, Tabasco; el proyecto nacionalista que triunfó en el proceso electoral de 2018 y que es encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador; sienta un ancla fundamental hacia la consecución de uno de sus grandes objetivos estratégicos: la soberanía energética.
Y es que la apuesta especulativa que desataron los grandes grupos financieros globales por la transición acelerada hacia las llamadas energías verdes, ha tenido un fuerte revés con la crisis energética que desató la guerra Rusia – Ucrania. El mundo real, sin embargo, no se creyó nunca la narrativa de esa transición fallida que nunca tuvo una fuente energética estable que garantizase abasto a la industria en el mundo.
A nivel global, Dos Bocas se sumó a las 83 refinerías que están en proceso de ser puestas en marcha y que incrementarán en casi tres por ciento la capacidad de refinamiento de petróleo. Tan solo China, país que ha decidido diversificar sus fuentes energéticas, tiene en marcha nueve proyectos de construcción de refinerías en proceso.
Dos proyectos de país seguirán en debate y con Dos Bocas en marcha, el proyecto nacionalista dará un golpe de realidad el neoliberalismo y su versión mexicanizada imbuida de corrupción.
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Roberto Pantoja Arzola es titular de la Delegación de la Secretaría de Bienestar del Gobierno de México en el estado de Michoacán de Ocampo desde el 2018.
Del 2015 al 2018 se desempeñó como presidente del Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Michoacán.
Abogado, egresado de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) y Maestro en Docencia e Investigación por la Universidad Santander.