Por Roberto Pantoja Arzola
El dogma neoliberal de sujetar toda actividad humana, y fundamentalmente la actividad económica, al simple cálculo de las razones costo – beneficio, ha derivado al abandono de concepciones holísticas en el abordaje de las problemáticas sociales. En México, el reacomodo de la producción rural que trajo el neoliberalismo ha desincentivado la producción de maíz y de otros granos básicos y, bajo el principio de las ventajas comparativas, se ha tratado de orientar el camino de la agricultura mexicana hacia la producción de cultivos más competitivos en el mercado internacional.
Las asimetrías con las que el sector rural mexicano se integró al TLCAN, han marcado el rumbo del empobrecimiento de los productores del campo. Mientras que, en México de 1997 a 2001, el valor bruto de la producción por trabajador rural era en promedio de 3 mil 700 dólares, el de los Estados Unidos era de 67 mil 800 dólares. En ese mismo período, el uso de fertilizantes por trabajador agrícola en México era de 209 kilos, mientras que en Estados Unidos era de 6 mil kilos. Esto deriva en una brecha de rendimientos que tuvo a nuestro país produciendo 2.4 toneladas de maíz por hectárea cultivada, en tanto que en Estados Unidos este promedio era de 8.4 toneladas.
Estas condiciones diferenciadas provocaron el abandono paulatino de miles de campesinos de la producción de granos como el maíz. Tan solo en Michoacán la superficie sembrada del mismo, pasó de casi 536 mil hectáreas en 1981 a 441 mil en 2019, significando esto una reducción del 18 por ciento.
El cambio en el paradigma económico que ha significado la Cuarta Transformación implica la sustitución paulatina de los dogmáticos análisis economicistas por la recuperación del concepto de soberanía alimentaria. Para resarcir el rezago y abandono al que fueron sometidos los productores de granos, fundamentalmente de maíz, el gobierno del presidente López Obrador ha trazado un esquema integral de apoyos que busca atender tres carencias básicas de los productores: insumos, fertilizantes y precios competitivos de sus productos.
Para el apoyo a la compra de insumos, maquinaria, equipo, implementos y combustibles; el gobierno de México instrumentó el programa de Producción para el Bienestar que se entrega de forma directa a los productores antes de la siembra y que hasta el momento ha llegado a 2.2 millones de campesinos en todo el país beneficiando en Michoacán a casi 100 mil productores de granos fundamentalmente.
En lo que hace al respaldo de fertilizantes, el gobierno de la 4T está implementando el Programa Fertilizantes para el Bienestar con el que se entregan paquetes de hasta 600 kilogramos del insumo por productor y que hasta el momento opera en Guerrero, Morelos, Puebla, Tlaxcala y el Estado de México. Vale decir que Michoacán se incorporará en 2021 a este esquema de apoyos
Finalmente, con el programa de Precios de Garantía se pretende incrementar los ingresos de los pequeños productores agropecuarios y estimular la producción nacional de granos. En el caso del maíz blanco, el precio garantizado por el gobierno mexicano al productor es de 5 mil 610 pesos por tonelada, más 150 pesos para flete por tonelada. Para el presente ciclo agrícola, en Michoacán se tiene una meta estimada de acopio de 100 mil toneladas, lo que significaría en promedio apoyar a 20 mil productores y una derrama de 100 millones de pesos.
Dignificar la calidad de vida de los productores de maíz y en general a los campesinos, será una tarea que implica acciones integrales y de fondo: significará hacerlos agentes de cambio, protagonistas de su realidad, y para ello habrá que empoderarlos y dotarles de herramientas económicas y políticas que reestablezcan su condición de ciudadanos.
Roberto Pantoja Arzola es Maestro en Docencia e Investigación por la Universidad Santander y Licenciado en Derecho por la UMSNH. Fue fundador de Morena en Michoacán y dirigente en el estado del mismo, actualmente se desempeña como Delegado Estatal de Programas para el Bienestar del Gobierno de México.